la chacha cadáver


En los vestuarios de la piscina un xaval un poco afeminado me miraba con cara de "tengo ganas que me des bibe". Pasé de él. Minutos después la zorra le echaba la misma mirada a otros dos xavales.
Me terminé de duchar y descubrí frente al espejo que las gafas para el agua me habian dejado dos huecos rodeando los ojos hundidos con ojeras, ademas de una hermosa marca de la gorra en forma de diadema que cruzaba toda la frente.
Parecia la novia cadáver.
Por la tarde, al salir del supermercado cruzé miradas con un xaval. Me quedé en la puerta esperando su reacción. Cuando llegó a la esquina volvió a mirar y se decidió a caminar hasta donde yo estaba. Me dijo "Hola. Quieres venir a casa?".
Cuando llegamos a su portal le comenté que habia estado alli hacía unos años en el piso de un xaval que se iba a Londres. Me dijo "Era yo" y subimos la escalera.
Me bajó el pantalón y me la chupó, luego nos besamos y puse su polla cerca de mi culo. "No tengo condones" me dijo. "Pasiva perdida" pensé yo. Le metí la polla y se corrió sin esperarme.
Le pregunté si queria cenar y contarme sobre Londres.
Me dijo "Prefiero encontrarte por la calle" y cerró su bragueta.
Ni tan siquiera me acompañó a la puerta, me sentia la chacha a la que le terminaba de decir "Puede retirarse".
Al salir recordé la tarde de hacía cuatro años, también se corrió él solo y también me despachó como a una chacha cadáver.


Solo siento que soy feliz si alguna esperanza, pasada o futura, parece provechosa.
Demasiadas veces me sucede que al escapar de ese recuerdo, ya no lo siento valioso.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Sólo espero que un día escribas sobre el jardinero caliente del parque.